Para nadie es un secreto que Perú destaca por su milenaria cultura y tradiciones que han sabido perdurar a través de los años. Una de ellas es el proceso de extracción de sal en Maras –ubicada en la provincia de Urubamba, en Cusco-, que es más antiguo que el Tahuantisuyo. La calidad de este material es tan alta que National Geographic presentó un artículo donde no solo cuenta sobre la historia de esta costumbre sino, también, sobre su calidad al considerarla como de una de las más preciadas del mundo.
“A 3300 metros de altitud sobre el nivel del mar, entre Cusco y Aguas Calientes -el pueblo donde se encuentra la llaqta de Machupicchu-, se cosecha una de las sales más preciadas del mundo, la sal rosa de Maras. Un mineral trabajado al completo de forma artesanal cuyas propiedades y valores nutricionales están por encima del resto de sales”, es el comienzo del artículo que está acompañado de diversas imágenes de las salineras de Maras.
La nota resalta, además, que la existencia de este lugar data desde el 800 a. C. y que tuvo a los Warys –antes que los incas- como los primeros explotadores de estas piscinas. Esta etnia llevaba la sal a otras comunidades cercanas para intercambiarla por otros productos alimenticios que crecían solo entonces en esta zona de Los Andes.
Salineras de Maras.
Milenario proceso de extracción
El artículo –que forma parte de la sección Viajes de National Geographic- cuenta sobre el proceso de explotación en las 6,8 hectáreas que ocupa en la actualidad el salar. La cosecha comienza en junio que es cuando se da inicio a la época seca en Cusco. En este momento, es posible observar las capas blancas de sal en las 3744 pozas.
Seguidamente, se comienza con la recolección levantando la primera capa, que da lugar a la llamada sal rosa, destinada por completo a consumo humano. A continuación, hombres y mujeres, trabajan la segunda capa, conocida como sal roja y que tiene otros usos, especialmente médicos, mineros y agropecuarios.
“Ambas sales junto con la p’aqalla -la sal que se forma en las paredes de la roca y que consumen las mujeres que están gestando- se apilan de forma independiente y trasladan a pie a los secaderos finales en sacos de mínimo 35 kilos. Este tramo, entre cada una de las pozas y los secaderos, se realiza a través de caminos estrechos, de no más de 20 centímetros de ancho, ubicados en los bordes de las pozas. Si bien en la actualidad esta acción la realizan los hombres y las mujeres, antiguamente eran los burros los que cargaban la sal y, posiblemente, en la época inca, se hiciera con llamas”, se lee en el artículo sobre este proceso.
Salineras de Maras.
Descubriendo Maras
Ubicado en el Valle Sagrado a más 3 mil metros sobre el nivel del mar, resalta por su gran belleza natural gracias a sus pozas que tienen su origen en el manantial que se encuentra en las faldas de la montaña Qaqawiñay. Aquí –a través de un riachuelo- el agua salada llega a las pozas que, expuesta al sol, se evapora, dejando residuos de sal que poco a poco emergen en los pequeños estanques y que se extrae con cuidadosamente con palas y rastrillos de madera.
Según estudios de historiadores, en la época del Tahuantinsuyo, este mineral era usado para momificaciones y otras ceremonias religiosas. La propiedad y el manejo de esta valiosa zona fue continuada por las comunidades locales, transmitiéndose de generación en generación hasta la actualidad.
Salineras de Maras.
¿Cómo llegar?
Lo primero es llegar a Cusco. Desde Lima, el recorrido en bus dura alrededor de 21 horas. En avión, el viaje no llega a las dos horas. Una vez ahí, debes dirigirte 60 km al noreste con destino a Urubamba.
Se recomienda contratar un operador turístico o hacerlo con movilidad propia, ya que no hay transporte público directo. Los operadores todos los días salen de Cusco a las 9:00 a. m. de la mañana y toman la ruta Chinchero-Urubamba para a la altura de la comunidad de Maras desviarse e ingresar a las salineras.
El dato
Actualmente, la sal de Maras es exportada a 18 países del mundo.
Fuente: National Geographic